Laurus nobilis L.
LauraceaeEsta especie fue identificada por las exploradoras del colegio Vélez de Guevara: Lucía y María José, quienes denominaron a los especímenes: Venustria olorosus, llamándoles la atención su bonito color y perfume.
El laurel es una especie que formaba auténticos bosques en la primitiva vegetación del sur de Europa, las laurisilvas, ya desaparecidas por sucesivos cambios climáticos; no obstante, algunas formaciones de este tipo subsisten casi como una reliquia de aquellos ecosistemas de la Era Terciaria en algunos escondidos valles fluviales al sur de la provincia de Cádiz, los llamados canutos.
En la Antigüedad fue el signo de gloria por excelencia. Hay una leyenda, narrada por el poeta latino Ovidio, que relaciona a esta planta con el dios Apolo: el dios, víctima de un amor no correspondido con la ninfa Dafne, la persiguió para poder gozar de ella, pero ésta, que quería permanecer virgen como Artemisa, invocó la ayuda de su padre Peneo en el momento en el que Apolo iba a tocarla. En ese preciso instante, para sorpresa del dios, Dafne se convirtió en laurel. La planta quedó así consagrada a Apolo. Al estar dedicada a este dios vinculado al Sol, el laurel ha estado desde la época clásica asociado a cualidades positivas como la virtud y la fama, literaria o militar, de ahí que la corona de laurel fuera un premio máximo tanto para emperadores como para poetas y artistas. Durante la Edad Media se coronó con sus hojas a los universitarios graduados, costumbre de la cual deriva el término baccae-lauri, bachiller. En el Renacimiento, con la recuperación intencionada de la mitología clásica que caracteriza a este momento cultural, el laurel volvió a tomar fuerza como símbolo de la victoria y de nobleza al que alude su nombre específico: nobilis.
Especie típica mediterránea, el laurel ha sido siempre en sus regiones de origen muy apreciado, hasta el punto de representarse siempre junto a todo aquello digno de ser recordado o divinizado. Querido por las virtudes aromáticas, gastronómicas y terapéuticas que atesora, en al-Andalus se fabricaban jabones con su aceite, además de usarse sus hojas con frecuencia para aromatizar vinos y en la elaboración de numerosos platos. Aún hoy sigue siendo el laurel un ingrediente que no puede faltar en una buena cocina en España.